La LIJ está repleta de estereotipos. Ha servido para transmitir imágenes estructuradas y aceptadas por la mayoría de las personas como representativas de un determinado colectivo. En los últimos años han aparecido muchas publicaciones que han querido presentar una literatura y unas historias alejadas de moldes sociales y comportamientos predeterminados. Pero se ha caído en un determinismo literario que convierte a la obra en algo predecible, sin sorpresa ni imaginación.
Eso no ocurrió cuando leí por primera vez «La Familia F en el museo Elder».
Es un libro publicado por Bilenio, escrito por Daniel Martín Castellano e ilustrado por Lourdes Navarro. La historia se aleja de cualquier convencionalismo y rompe los estereotipos de manera sutil y sin que casi te des cuenta. No hay nada forzado y cuando terminas de leerlo sus personajes son tan creíbles que no te has percatado de que:
- La madre es jefa en una empresa de fontanería.
- El padre trabaja maquillando cadáveres en una funeraria y le encanta cocinar.
- A la abuela le gusta la fotografía y es una forense aficionada. Además, sale a las dos de la mañana a buscar a su familia y se pone a caminar ella sola porque a esa hora, desde el pueblo, no sale ningún transporte público.
- El niño pequeño es sensible, tímido y juega en el mismo equipo de fútbol sala que su hermana. Que por cierto, es la líder y una mujer con una fuerza interior increíble.
- En este libro, nada es lo parece y todo sucede sin que parezca nada.
La literatura infantil es sólo eso: literatura, un arte donde las palabras se combinan con belleza. Quizás deberíamos de dejar de preguntarnos para qué sirve, qué sentido tiene o qué intenciones oculta. Quizás los escritores, lo que deberían hacer es escribir, sin más, provocar a quien quiera dejarse hacerlo. El simple hecho de buscar una intencionalidad, de dirigir al lector como si fuera una marioneta, es una manera de perpetuar aquellos estereotipos de los que huimos. Todo debería de pasar con naturalidad y dejar que ocurra sin que esperemos nada.
Por eso me sorprendió tanto «La Familia F en el Museo Elder», porque parece que no ocurre nada, pero pasa de todo. Y si como lector no te das cuenta, solo has disfrutado de la historia, nadie te va a recriminar nada.
Verónica García Melgar
Editora de Bilenio publicaciones